jueves, 28 de abril de 2016

El ciclo de Hostelería y Turismo en el Hotel Atrio y el Catering San Jorge.



El día 25 de abril nuestros compañeros Aitor y Victoria, profesores del ciclo de Hostelería y Turismo del IES Loustau- Valverde, asistieron con sus alumnos a unas visitas guiadas a estas empresas de renombre dentro del sector.



La actividad comenzó en el Catering San Jorge, realizando una visita por sus instalaciones. Es una empresa que basa su actividad en organizar y servir todo tipo de eventos sin límite de comensales, adaptándose a las circunstancias de lugar y época que se haya elegido para su celebración. Bodas, congresos, fiestas privadas de todo tipo, cocktail, barras, inauguraciones, presentaciones de productos, entregas de comida y bebida decoradas para su consumo inmediato, cafés, etc. 



Al acabar la visita, se nos ofreció por parte del catering un desayuno para los alumnos de determinados productos que se habían visto como se producían anteriormente. Fue una sorpresa para todos! Agradecemos al Catering San Jorge el cariño con el que nos recibieron.


De ahí fuimos al casco antiguo de la ciudad a visitar el Hotel Atrio, uno de los más punteros en  nuestra comunidad y exclusivos. Situado en la plaza de San Mateo, desde fuera no se puede apreciar la obra arquitectónica tan inmensa y bien cuidada que dispone dicho hotel. Cuenta con unas 14 habitaciones todas únicas, cuya característica a destacar es la presencia en cada una de ellas de distintas obras píctoricas  cada una de un artista diferente. Con una cocina minimalista y un servicio depurado,  hay que hacer una mención especial a la suntuosa bodega, a destacar la selección de champagne con 44 bodegas de las cuales 28 son de pequeños propietarios que lo elaboran de sus propios viñedos. Una de las claves de la bodega es la relación de las grandes marcas conocidas y respetadas en todo el mundo con los más pequeños viticultores. Esta ganó en el 2015 el premio a la mejor bodega del mundo en Nueva York.








Como anécdota, contar que tienen a  la vista de los clientes una botella Chateau D´Yquem del 1806 perfectamente embaladas comprada en Londres en una subasta. En el restaurante se dejó reposar unas semanas para después guardarla en unos estuches de madera, con la mala suerte que la botella era un poco más larga que las demás, por lo que al meterla en la caja se rompió justo por debajo del cuello. Rápidamente se envolvió con un film de cocina. Llamaron al Chateau donde les dijeron como trasladar el vino a Francia, les hicieron una copia lo más exacta posible del vino, y ahora la exhiben como obra de arte, ya que tiene un valor incalculable al solo haber otra botella igual en todo el mundo.

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